Pinturas, agua clara y apetecible, enebros y fauna salvaje.
Grupo: José y Javier.Dificultad: Baja.
Temperatura: 26 mínima, 27 máxima.
Punto de partida: Aparcamiento en las proximidades del Monasterio de Batuecas.
Distancia recorrida: 11,2 kilómetros.
Altitud del punto de salida: 605 metros.
Altitud del punto más alto, Chorrero de Batuecas, 910 metros.
Fecha: 5 de agosto de 2012
El plano de la cartelería es más publicitario que preciso. He añadido la línea negra punteada que indica la ruta |
El día que nos ha tocado es excelente, para estar en agosto hemos tenido un cielo con más nubes que claros y una agradable temperatura de 26 grados.
Pensábamos hacer la ruta un poco más larga, desde lo que allí llaman “la puente bajera”, serían tres kilómetros más, pero al final optamos por la comodidad de los aparcamientos preparados para los senderistas. así que caminamos poco más de 11 kilómetros.
La ruta comienza con unos 500 metros de ostentoso camino con puentes de madera y paseos, a nuestro modo de ver innecesarios. Demasiadas facilidades artificiales, que en lugar de dar encanto a la ruta, se lo quita. Estas “comodidades” son más adecuadas para parques de ciudad, no para insultar la belleza natural. Algo más de cuatrocientos mil euros costó “la broma”. Así lo dicen los carteles promocionales.
Fachada de acceso al Monasterio del Desierto de las Batuecas |
Texto de S. Juan de la Cruz, en la fachada. |
La finalización del camino “ostentoso” nos lleva al inicio del camino de acceso al Monasterio del Desierto de las Batuecas, del siglo XVI, habitado por Carmelitas Descalzos. Tiene zonas de retiro con once ermitas en el monte para los monjes. También ofrece servicios y retiros para personas ajenas a la comunidad carmelita,
Caminamos un buen rato dejando a nuestra derecha las tapias del monasterio y a la izquierda el río Batuecas, con unos apetecibles pozos para el baño. Estamos en agosto.
La vegetación es muy abundante y característica, predominando las encinas, alcornoques, alisos, enebros y algún pino. Buena parte del camino estamos a cubierto por las copas de los árboles.
Una vez hemos caminado algo más de dos kilómetros está indicado el ascenso a la primera zona de pinturas, Es un ascenso empinado, pero con peldaños artificiales y el apoyo de cuerdas a modo de barandilla. La cuesta no la quita nadie, pero se hace cómodo.
Las pinturas tienen poco que ver para los no entendidos, nosotros somos de este grupo. Han tenido que protegerlas con rejas para evitar vandalismo. Aún así están muy deterioradas por la acción de las personas, también por el inevitable paso del tiempo. Es igual, la belleza del entorno compensa el paseo con creces.
Bajamos de nuevo a la ruta y continuamos río arriba por la senda, que sigue perfectamente marcada.
Muy característicos de la zona son "los canchales", piedras que se van desprendiendo y forman verdaderas laderas de rocas pequeñas y difíciles de andar porque las piedras se mueven y no ofrecen pisada segura.
También son característicos y nos llaman la atención, ya que no existen por tierras leonesas, los alcornoques. Algunos tenían “la corcha” –como dicen por aquí- quitada recientemente. Más o menos cada diez años se realiza el descorche de estos árboles.
Hay de nuevo otra zona de pinturas, que también está indicada y poco conservada. Allí nos encontramos con cuatro personas de Sotoserrano (Salamanca), que nos explicaron todos los pormenores de la ruta y nos animaron a llegar al chorro del final. Nos engañaron, porque ellos no llegaron, pero les enviamos un cordial saludo.
Vimos la segunda zona de pinturas y continuamos por la vereda, sin necesidad de bajar al camino principal, con el que más adelante nos encontraríamos de nuevo.
Nos alejamos un poco del río, al que veíamos desde la altura. Después el camino nos llevó de nuevo al río.
El valle se parte en dos, cruzamos el primero y nos encaminamos al segundo. El camino aquí está poco marcado y sólo la buena voluntad de los senderistas haciendo marcas, ayuda a no perderse. Tanto gasto y ostentación al principio de la ruta y tan poco al medio y final.
Continuamos cerca del río por unos paisajes extraordinarios llenos de vegetación, piedras y agua.
Llamaban la atención los abundantes y grandes enebros, tan escasos por las tierras leonesas, en las que la variedad debe ser otra, ya en León son poco más que arbustos.
El río es ahora sólo un hilo de agua, lo que nos hace intuir que el chorrero (en León decimos cascada o fervencia), tendría poca agua, y así fue. Había muy poca agua, sólo para ducharse y poco más. Inapreciable para nuestra cámara de fotos.
Este es el chorrero hoy, con poca agua |
No podemos resistirnos a poner una foto del chorrero cuanto tiene agua, la imagen es de otro día, pero la cosa cambia bastante.
El Valle de Las Batuecas |
Preciosa ruta. Tere, imagino que estaría en su salsa.
ResponderEliminarHuy ¡ veo ahora que Tere no ruteo, jjjj
ResponderEliminarHola Julio. Claro que no fuí y vaya como lo sentí pero tuve que atender situación de obligado cumplimiento. Respecto de la ruta, te animo a que la incluyas en tu calendario porque no te arrepentirás, aunque te recomiendo el otoño o la primavera. El verano es preferible dejárselo para que los lugareños duerman sus siestas (que no son cortas), pero el sol no es el mismo que el que conocemos por estos mundos. Un saludo y hasta la próxima. Tere
Eliminaruy la vir-hen ¡¡¡ qué cerca den ka tu suegro...¡¡¡
ResponderEliminarDile al "teniente" que se tape un poco que luego todo son envidias y se le van a deshacer las chocolatinas. Un abrazo ambosdos, del marido de la mujer mas Dulce.
No ha nacido quien te supere en ingenio. Así entre risas y demás quehaceres alguna pieza tiene la oportunidad de librarse por patas. Al veros seguro que mandan aviso de cobijo a la tribu. Bss a "la peña" y gracias por la estupenda velada. Tere
EliminarUn poco lejos para los que la contemplamos, o imaginamos, desde lejos, pero... ¡merece la pena! Y más, y mejor, en este tiempo... ¿Cuánto marcaba por allá el termo? Eso hace más rica el agua de por allí... ¡Que sioga bien el verano y sus rutas y ruteros...!!
ResponderEliminarPara ser un día de primeros de agosto, tuvimos suerte. Había a medio día unos 26 grados. Esto no es lo normal en estas fechas, pero tocó así.
ResponderEliminarDe todas formas, la primera parte de la ruta (los tres primeros kilómetros) se camina casi permenentemente a la sombra. Sólo el tramo final (dos kilómetros) está más abierto y hay menos sombras.
La haremos otra vez cuando el río tenga más agua para disfrutar del chorrero, así que anímate.
Alejados del mundanal y cada más más revuelto complicado mundo urbano!!, muy bonito. saludos.
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