Santi, Loli, Jose, Tere , María Jesús, Ofelia (Luna y Dori).Dificultad: Baja.
Temperatura: 10 a 12 grados.
Distancia recorrida: 6,7 kilómetros. 2,45 horas.
Altitud del punto de salida: 1.180 metros (Solle).
Altitud del punto más alto: 1.427 Collado de Orones.
Fecha: 14 de octubre de 2012.
Para llegar desde León hay que salir por la carretera de Santander en dirección a Boñar, continuar por el pantano, antes de llegar al final de la cola sale un desvío a la derecha en dirección a Solle. Hay unos 70 km.
El equipo de hoy un poco desenfocado |
Pronto, a la salida del pueblo hay indicadores de la ruta, un panel y también indicaciones en el suelo a través de pequeños postes. Hay que destacar que durante toda la ruta las indicaciones son perfectas, cualquier posible desvío está muy bien indicado.
Se asciende por un amplio camino hacia el Collado de Orones.
A poca distancia del pueblo, no más de 400 metros hay una bifurcación, se puede tomar cualquiera de las dos, ya que la ruta es circular. Es recomendable comenzar por la izquierda, nosotros así lo hicimos.
Es ascenso es cómodo, aunque comenzó a llover y el agua molestaba mucho. Bendita agua, llevamos tres meses que no ha llovido practicamente nada.
Hay un desvío a la izquierda en la parte más alta de la ascensión para llegar a la fuente del Recogedero, son cuatrocientos metros, hay que ir y volver a la ruta. Nosotros no lo hicimos, tomamos directamente a la derecha en dirección al avellanar y al Collado de Orones.
Los colores del monte son impresionantes. No sólo son bonitos los hayedos. La combinación de avellanos con otro tipo de árboles, cerezos, chopos, fresnos...... daban un colorido impresionante a las laderas.
Había muchas bellotas en los robles, también avellanas por el suelo. Ya se han caído. Hemos quedado de volver el año que viene pero un poco antes, a mediados o finales de septiembre. Así tendremos las avellanas aún en las ramas.
Las bellotas: Los nativos americanos recolectaban bellotas para su consumo y sabían como hacerlas digeribles a través de procesos de fermentación En la antigua Grecia y en Japón también se consumían las bellotas y se llegaban a hacer pasteles después de haberlas fermentado para hacerlas digeribles. Incluso en Alemania durante la primera guerra mundial, las bellotas se utilizaban para la fabricación de Ersatz (sustituto del café).En España sacamos partido a las bellotas, criando con ellas ganado porcino y después nos comemos al pobre animal. En fin, todo sea por un buen taco de jamón, del caro.
También había alguna seta de sendero muy agradecida a las cuatro gotas de agua que han caido. Este año como no llueva un poco más, tendrán dificuldades para salir.
MARASMIUS OREADES (seta de sendero)
Otros nombres vulgares: seta de corro, seta de carrerilla, senderuelas, senderinas, rileras, pucheruelos, pucheretes, gusarones, carreretes, capuchas………Buen comestible, se puede encontrar en praderas y los bordes de los caminos de primavera a otoño formando grupos en forma de senderos o en corros más o menos circulares. Hay que recogerlas con paciencia, ya que son pequeñas. Además de comerlas frescas, por su pequeño tamaño son fáciles de desecar. Una vez secas se pueden conservar enteras o pulverizadas para usar como condimento.
El camino por el avellanar, bajo las ramas es magnífico
Hay que tomar el camino de la derecha, por aquí no es. Está bien señalizado
Al salir del avellanar en dirección a la collada hay una bifurcación de caminos que está también perfectamente indicada. Tomamos la de la derecha, la de la izquierda (ver foto superior) tiene un poste con una "X" que indica que el camino es erróneo.
Entramos de nuevo en el avellanar, ahora lo cogíamos un poco más bajo (la ruta es circular). Fue menor la distancia recorrida entre los avellanos, pero tan bonita como el tramo largo que habíamos recorrido antes de llegar a la collada.
Al salir del avellanar pudimos disfrutar de los colores del monte. Ahora se había ido la niebla, sólo caía agua, pero los colores eran muy agradables.
Cruzamos sin dificultad el arroyo. Hoy tenía muy poca agua, no ha llovido nada. A veces es complicado cruzar el arroyo porque baja bastante caudal y hay que buscar sitios estrechos fuera de la ruta para cruzar.
Llegamos por fin a Solle. Es una ruta corta pero muy bonita. Nos tuvimos que cambiar porque a pesar de los chubasqueros ibamos algo mojados. Comimos nuestros bocatas en el refugio del pantano, que está junto al cruce de Solle. Un café en Boñar y de vuelta a León.