domingo, 25 de marzo de 2012

RUTA EL GUALTÓN (Compludo)

Carracedo de Compludo, un lugar para vivir en el mundo del silencio y la armonía.
Santi, Loli, Tere, José, Ofelia y Luna.
Distancia recorrida: 9 kilómetros (incluyendo la visita a la Herrería de Compludo).
Dificultad: Baja.
Temperatura: 8 mínima, 22 máxima.
Punto de partida: Carracedo de Compludo.
Fecha: 25 de marzo de 2012
Hoy 25 de marzo de 2012 nos han cambiado otra vez la hora. Tenemos un poco de pereza y el cuerpo raro. La verdad, a todos nos afecta. En primer lugar por la incertidumbre de si llegaremos a la hora en la que hemos quedado y después porque a la hora a la que quedamos, casi no se veía, cuando ayer hacía ya sol.
El equipo en el día de hoy es pequeño, sólo cinco personas y Luna. Iremos a una ruta corta para El Bierzo, que allí ya será primavera y estará todo florecido. Nada de eso, la falta de agua ha hecho que el lugar elegido, Carracedo de Compludo, se encuentre seco y con los árboles sin hojas, aunque ya aparecían incipientemente las primeras flores en los cerezos.
El viaje en coche desde León hasta Carracedo es muy bonito. Hay unos 90 kilómetros, casi todos por el Camino de Santiago. El primer gran punto de paso es Astorga. Siempre nos gusta pasar por la ciudad, desayunamos en una chocolatería frente a la estación de autobuses y disfrutamos del conjunto histórico. La muralla de 2.000 años, la Catedral contruida entre los siglos XV y XVIII, que combina estilos gótico, renacentista y barroco y el Palacio Espiscopal de Gaudi. Impresionante Astorga.
Después pasamos por Castrillo de los Polvazares, El Cisne, Rabanal, Foncebadón, El Acebo.....Recordamos nuestras caminatas como peregrinos y las viejas historias medievales de Foncebadón, donde los peregrinos se agrupaban al pasar estos montes para protegerse del ataque de los lobos.
Palloza de reciente construcción en Foncebadón
También la Cruz de "Ferro". Lugar donde los peregrinos depositan una piedra, que traen desde donde inician el camino, de diferente tamaño, para realizar una ofrenda. La cruz ha sido destruida varias veces, recientemente, por personas desaprensivas.
Las piedras bajo la cruz han sido dejadas los peregrinos, las hay de un gran tamaño
Después de pasar El Acebo, tomamos el cruce a la izquierda en dirección a Compludo, y cuando llegamos al valle, fuimos de nuevo a la izquierda en dirección a Carracedo de Compludo.
Es un pueblo con mucho encanto, donde finaliza la carretera. Un lugar ideal para retirarse a pensar, a meditar o simplemente a disfrutar de la naturaleza. Sus calles no están asfaltadas y a los vecinos les gusta así, por lo menos eso nos dijeron.
No tienen tendido eléctrico externo y toman la energía de una estación fotovoltaica. En fin, un placer y un lujo a la vez.
Para coger la ruta en dirección al Gualtón, hay que dejar el coche en un aparcamiento que existe al principio del pueblo, subir por la calle de la iglesia, desviarse al final a la izquierda y pasar un robusto puente sobre el arroyo.
El camino es muy cómodo, con poco desnivel y sin obstáculos, está bien marcado. Hasta la cascada denominada "El Gualtón" hay tres kilómetros y medio. Poca distancia para nosotros en este paseo dominguero. Sólo hay una bifurcación que está muy bien indicada.
El camino estaba muy seco. Hace mucho que no ha llovido. Buscábamos las flores de la primavera, pero nada, que aún no ha venido. Hasta el musgo estaba seco, no tenía ni un poco de humedad.
Algún brezo valiente nos obsequió con unas incipientes flores. Seguro que lo hizo para contentarnos y que volviéramos otro día con más ilusión. Tranquilo, que volveremos.

La bajada a la cascada es un poco dificultosa. En menos de quinientos metros hay casi doscientos de desnivel.
El piso no es nada regular, hay piedras y algo de pradera.
La cascada "El Gualtón" es lo suficientemente alta como para que, desde abajo,  nuestra cámara necesitara dos imágenes para sacarla completa
La visión y el disfrute de El Gualtón, aunque tuviera poca agua, resultó reconfortante. Había frescura, sombra y olor a primavera.
La bajada, como decimos, fue complicada, pero recompensó con la belleza de la cascada. Incluso mientras algunos se pegaron un baño integral, otras sólo se mojaron los pies.
La subida fue algo menos dificultosa, pero bastante más cansada. Llegar arriba, al camino, fue un placer, y un descanso. Un trago de agua y a seguir.
Volvimos al pueblo y quedamos con ganas de más caminata. Aunque con la nueva hora, se nos había echado encima el momento de comer. Seguiamos teniendo galvana.
Presa que aporta el agua para la Herrería de Compludo
Fuimos al Bodegón de Compludo. Un lugar muy agradable, donde siempre nos tratan muy bien. Allí pedimos bebida, nos dejaron utilizar las mesas para comer nuestros bocadillos. Tomamos vino, gaseosa, cafés y algún helado para los más golosos. Gracias, muy amables.
Loli aprovechó para reñirnos un poco, y hasta soltó algunas collejas. Merecidas, eso sí.
Herrería de Compludo
Para completar la ruta, nos acercamos a la Herrería de Compludo. Ida y vuelta desde la carretera son nos 1.500 metros, poco paseo también, pero muy bonito a la orilla del río.
Lo extraño de la herrería es que tiene unos horarios un poco raros, está cerrada los domingos por la tarde. Esto es desalentador para los visitantes con los que coincidimos en las proximidades. Pero así es.
En el cartel lateral se pueden ver los horarios "cerrado lunes, martes y domingos por la tarde" pincha en la foto y puedes ampliar y ver el texto completo.
Emprendimos la vuelta de nuevo a León, poco cansados, pero es que el día de hoy, con el cambio de hora nos había dejado el cuerpo perezoso.
Carracedo de Compludo, un pueblo con mucho encanto y punto de salida de "El Gualtón"



jueves, 15 de marzo de 2012

RUTA DE ABELGAS A MALLO

Frío, nieve, caballos y los fueros de Abelgas.
Santi, Loli, Tere, José, Fernando, Petri, Javier, Esther y Luna).
Distancia recorrida: 20 kilómetros (más o menos ida y vuelta).
Dificultad: Baja. (Temperatura -5 mínima, 0 máxima. Nieve).
Punto de partida: Abelgas.
Altitud de Abelgas de Luna: 1.270 metros.
Altitud de Mallo de Luna: 1.112 metros.
Fecha: 18 de diciembre 2011.
Punto más alto del camino en las majadas 1.522 metros.
Plano de la ruta de Abelgas a Mallo

La ruta que hacemos en esta ocasión es la que discurre entre Abelgas de Luna y Mallo de Luna. El camino aconsejable desde León es coger la autopista de Asturias en La Magdalena y salir después del puente colgante del pantano, tomando la dirección a Villablino. Llegando a Sena de Luna se toma el desvío a la izquierda que indica Abelgas.
El día estaba frío y con nieve, hasta el punto que tuvimos que dejar los coches en las primeras casas del pueblo. No podíamos subir la cuesta sin cadenas.
Abelgas de Luna pertenece ahora al municipio de Sena de Luna. Antes pertenecía a Láncara, pero el pantano inundó la cabecera del municipio.
Siempre ha sido Abelgas un lugar con cierta “mitología”. Históricamente ha tenido normas y fueros particulares como el otorgado en la edad media por el obispo de León Rodrigo Álvarez. También tenía ordenanzas especiales propias motivadas por las transhumancia, ya que era zona de pastores que abandonaban el pueblo muchos meses al año.
El camino que haremos va por una amplia pista que une las dos localidades y que puede ser transitada por vehículos a motor, lo que hace que sea cómodo de andar, si bien, hemos preferido, donde se podía, utilizar veredas casi paralelas más agradables a la pisada. Para cogerlo sólo hay que llegar a Abelgas y caminar a la parte alta del pueblo. Allí se gira un poco a la izquierda, por el arroyo.
En días de nieve y frío, como es el caso, es mejor transitar por pistas y caminos claros que hacer experimentos o utilizar veredas pequeñas.
El camino no tiene ninguna pérdida, pero si dificultad. Desde Abelgas se asciende hasta la majada. Pasamos de 1.270 metros a 1.522 en poco más de cinco kilómetros.
Más dificultad tiene la bajada a Mallo y posteriormente la subida, que es muy pronunciada y en esta ocasión con el suelo helado resultó dura.
Mallo está a 1.112 metros de altura. Hasta allí se llega bien, aunque se cargan las piernas de tanto bajar. Sin embargo lo peor es subir después otra vez a la majada, que esta a 1.522 metros y más si has comido antes, como fue el caso. Más de cuatrocientos metros de desnivel en poco más de tres kilómetros resultan siempre complicados.
Los paisajes y las vistas son espléndidas desde cualquier punto. El alto de la majada, cuando se llega desde Abelgas, da vista a Mallo, al pantano, a los montes de Aralla y a la Sierra del Pedroso, como se puede ver en las fotografías estaban impresionantes.
A pesar de que este es un blog de rutas, no podemos resistirnos a contar algunas cosas de las particularidades jurídicas de Abelgas en su historia.
Fuero del obispo para Abelgas:
Este viejo cartulario contiene una severa sanción económica para la costumbre de abandonar el hogar durante toda una noche. Si lo hiciera la mujer, después de una disensión con su marido, y «permaneciera durante una noche fuera de casa propia, daría al obispo quince sueldos». Si el perdido fuera el marido y volviera a la casa familiar por sí mismo, sin auxilio ni coacción de nadie, «pagaría él los quince sueldos». Evolucione como quiera la bronca, lo único claro es que el clero siempre sale ganando.
Antiguas normas de vecindad:
La movilidad trashumante hizo que las Ordenanzas de Abelgas tomaran algunas cautelas, para evitar que al descuido, por la ausencia de hombres dedicados a las trashumancia, se avecindaran en el valle haraganes o desocupados. Así, el artículo segundo de su capítulo tercero requiere, para gozar de los derechos de vecino, «ejercer alguna profesión o industria útil con que se mantenga o sembrar a lo menos dos fanegas de pan o un cuartal de legumbres o plantar a lo menos el cavimento de un cuartillo de hortaliza». No querían avecindar perezosos.
Peculiar Abelgas en su historia.
Bella, muy bella en sus paisajes actuales.
Los textos en cursiva han sido tomados de: http://www.aguasfrias.info






domingo, 11 de marzo de 2012

RUTA DE VALDORRIA A VALDETEJA

En Valdorria es bonito hasta el frío, en Valdeteja también.
Santi, Loli, Pili, Tere, José. Ofelia, José Antonio, Raquel, María Jesús y Luna.
Dificultad: Media por el hielo y el desnivel.
Temperatura:  5 mínima, 18 máxima.
Punto de partida: Valdorria, centro de la población.
Distancia recorrida: 15 kilómetros.
Altitud de Valdorria: Altura 1.320 metros (1.363 en el alto).
Altitud de Valdeteja: Altura: 1.270 metros.
Fecha: 11 de marzo de 2012
Plano de la ruta (abajo Valdorria, en la parte superior Valdeteja)
Valdorria es una hermosa población en la montaña central leonesa. Sus casas antiguas son robustas, de piedra caliza, aunque han hecho unas construcciones modernas con diseños y tejados extraños que desentonan con la tradición y con la modernidad. Desentonan con todo.
Vamos a Valdorria varias veces al año, es esta ocasión nuestra intención es hacer la ruta de Valdorria al Valdeteja que es una de las más tradicionales de León.
Quedamos a las 8,30 en el bar 102 en la Avenida de Mariano Andrés. Desayunamos bien y contentos, como siempre, y planificamos el viaje. Iríamos por el río Torío arriba. En Robles de la Valcueba a la derecha. En la Vecilla a la izquierda. A tres kilómetros de La Vecilla a la izquierda por el desvío hacia Valdorria.
Tras un puerto cortito pero muy empinado llegamos a Valdorria. Nos preparamos. Miramos los planos de la ruta, que está marcada sólo en su parte inicial, y emprendimos el camino con un sol radiante, pero frío.
La ruta hacia Valdeteja sale por el valle de Valcesal arriba, justo al lado de la iglesia del pueblo, dejando a la derecha la impresionante Peña Valdorria. Una roca caliza pelada cuya altura máxima es de 1.923 metros. En este valle hubo en el siglo IX hasta tres monasterios. En la actualidad sólo se conserva la ermita de San Froilán que tiene para su ascensión una escalera con 365 peldaños, muchos de ellos cavados en la roca. Es también un punto de destino habitual de devotos y senderistas. Está a 1.417 metros.
Cuando habíamos andado sólo un kilómetro ya nos sobraba toda la ropa. Las mochilas se llenaron de cazadoras y forros polares, y nosotros nos desprendimos de nuestras “molestas” prendas de abrigo.
El camino hasta la majada, unos tres kilómetros, es excelente. Prácticamente llano, amplio y firme. Por él pueden subir los coches sin inguna dificultad.
Después la cosa se complica, hay una ascensión con mucha pendiente. El camino se esconde entre las aulagas “rasca mulos” los llaman por la montaña.
La vegetación es muy baja, poco más de la rodilla. Como el camino se difumina en la vegetación hay que tener la vista pendiente en la Collada de Bucioso y serpentear por donde mejor se considere hasta llegar al alto.
El desnivel es considerable y aquí es donde hay que aplicar lo que poco a poco se ha ido aprendiendo de muchos años de andar por caminos “pindios” (expresión leonesa que significa empinado y que no está en el diccionario de la RAE). Es el momento de aplicar el dicho que aprendimos en Riaño “si subes como un viejo, llegarás como un joven, si subes como un joven llegarás como un viejo” para decir que se debe andar lento y seguro en las ascensiones, olvidando las prisas y los acelerones innecesarios. 
Los capilotes este año son muy pequeños. Todo está muy seco.
Llegados a la Collada de Bucioso (1.749 metros), pisamos por primera vez la nieve y vimos los primeros capilotes. Somos como niños, unas bromas, unos buenos bolazos y la alegría de haber superado la primera dificultad.

Acceso a la Collada de Bucioso desde Valdorria
¡Qué ilusos! Lo peor estaba por llegar. La subida a la collada desde Valdorria está orientada al sur y por ello no tenía nieve. La bajada hacia Valdeteja era norte y estaba totalmente helada y con mucha nieve en las sombras. Fue muy difícil de bajar y tuvimos varias caídas, en algunos casos dolorosas.
El camino se perdía entre la nieve y bajamos por donde pudimos siempre a la orilla del Reguero de la Fuente Bendita, que estaba totalmente seco, hasta llegar a el cómodo camino de la majada, y por él acercarnos a las casas del pueblo de Valdeteja. Comenzamos a andar poco antes de las diez en Valdorria, eran las dos de la tarde y aún no habíamos llegado a Valdeteja.
No paramos nada en Valdeteja e iniciamos inmediatamente el camino de vuelta. Dejando parte de los integrantes del equipo allí, para recogerlos después con el coche. El camino de vuelta tenía riesgos de caídas y por ello hubo quienes prefirieron no arriesgar para subir de vuelta la Collada de Bucioso desde Valdeteja. La nieve estaba helada y el camino, cuando bajamos, se había hecho difícil.
A pesar de nuestros temores todo fue mejor de lo previsto. La subida a la mencionada collada desde Valdeteja es también muy “pindia”,  pero la nieve se había reblandecido un poco y ya conseguíamos clavar las botas y los bastones en la nieve y en el hielo. Aún con la mejoría Santi se cayó y se dio un buen golpe en un codo. Se "mancó" (Expresión leonesa para decir en general que alguien se ha hecho daño, esta si viene en el diccionario de la RAE, aunque no quiere decir exáctamente lo mismo). La cosa no pasó a mayores. Se puso un poco de hielo, que sobraba por todos los sitios, y llegamos hasta el alto con poca dificultad.
Bajamos serpenteando la collada hacia el Valle de Valcesal, con ciertas dificultades, pero sin ningún riesgo, y llegamos a la majada. Allí comimos junto al arroyo y después volvimos por el magnífico y llano camino hacia Valdorria. Llegamos pasadas las cuatro y media al punto de partida.

Subida de vuelta hacia Valdorria por el reguero de la Fuente Bendita
El ritmo de vuelta lo hicimos bastante alto para las condiciones del camino, ya que para llegar a Valdeteja tardamos cuatro horas y la vuelta la hicimos en poco más de dos y parando un ratito para comer. Claro que fue fundamental que la nieve se hubiera deshelado y pudiéramos subir con seguridad.
VISTA DE PEÑA VALDORRIA DESDE EL CAMINO (1.923 metros)